Recuerdo que fue en el mes de enero, mientras desayunaba en el comedor de Hermanas Bronte, cuando vi un cartel donde se ofrecía la posibilidad de ser agente dinamizador. Reconozco que me pregunté, ¿y esto qué será?. Siempre me han gustado los retos e indagar en cosas nuevas, así que decidí llamar al teléfono que me ofrecían y dar mis datos.
No volví a saber nada de esto hasta el mes de febrero, cuando un señor con barba se dirigió a mí presentándose como Antonio Martos Pinazo. Me ofreció ir a unas jornadas para agentes dinamizadores en el Museo del Patrimonio Municipal. Por fin iba a saber de qué se trataba todo esto.
Fue el día 15 de Febrero de 2011 cuando se abrieron ante mis ojos la infinidad de posibilidades que me ofrece ser agente dinamizadora. Lo primero que me sorprendió fue, después de una distendida explicación sobre la comunicación vertical, donde nos explicaban que los directivos de la empresa querían comunicación con los operarios, caer en la cuenta que esto era verdad.
Los directivos, que siempre se veían en la lejanía, estaban allí, en esa jornada, con amplia sonrisa y dispuestos a resolver nuestras dudas. Qué satisfacción comprobar, poco después, que esto se hacía realidad, al ver a los directivos desayunar con mis compañeros por los diferentes centros de trabajo.
Según transcurría el tiempo me fui dando cuenta de lo mucho que me estaba ofreciendo ser agente dinamizadora. Experimentar situaciones que seguramente la vida nunca me hubiese ofrecido vivir: ganar un premio Innova por una idea que hacía años me rondaba la cabeza; jugar con 1000 niños a la vez; vender lotería para que el beneficio fuese destinado a niños enfermos; ayudar a organizar una cena benéfica; conocer a compañeros que en una empresa tan amplia quizá no habría nunca tenido ocasión de conocer ni compartir tan buenos momentos...
Ser agente dinamizadora me está ofreciendo poder dar más de mí, representar a mi empresa voluntariamente ante una sociedad y unos compañeros que, por norma general, no están acostumbrados a recibir sin dar nada a cambio.
Ser agente dinamizadora me ha quitado tiempo libre, y me ha proporcionado algún quebradero de cabeza por la incomprensión de nuestras funciones. Pero nada pesa cuando sientes que estás haciendo un bien, cuando ves que tu esfuerzo se convierte en alegría en el rostro de otras personas.
No quiero dejar pasar esta ocasión sin agradecer a D. Rafael Arjona y a D. Francisco Javier Carralero sus constantes ir y venir a los centros de trabajo interesándose por nuestros asuntos y problemas, buscando una buena comunicación a través de las reuniones que hemos tenido a lo largo de este año. Mi agradecimiento también a D. Miguel Ángel Pérez y a D. Antonio Martos por su paciencia (tuvimos muchas dudas en nuestros comienzos) y por la confianza depositada en nosotros. También a mis coordinadores, encargados y jefes de servicio, por su comprensión y apoyo.
Y a todas las personas que han hecho posible que este proyecto sea tan fructífero en todos los sentidos, porque sin vuestro apoyo sería imposible seguir trabajando con la misma motivación e ilusión que el primer día.
Muchas gracias.
Por Ely Ramírez Velasco, con motivo de la presentación de la Memoria 2011 de actividades de los Agentes Dinamizadores
No volví a saber nada de esto hasta el mes de febrero, cuando un señor con barba se dirigió a mí presentándose como Antonio Martos Pinazo. Me ofreció ir a unas jornadas para agentes dinamizadores en el Museo del Patrimonio Municipal. Por fin iba a saber de qué se trataba todo esto.
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| Ely, durante su intervención |
Los directivos, que siempre se veían en la lejanía, estaban allí, en esa jornada, con amplia sonrisa y dispuestos a resolver nuestras dudas. Qué satisfacción comprobar, poco después, que esto se hacía realidad, al ver a los directivos desayunar con mis compañeros por los diferentes centros de trabajo.
Según transcurría el tiempo me fui dando cuenta de lo mucho que me estaba ofreciendo ser agente dinamizadora. Experimentar situaciones que seguramente la vida nunca me hubiese ofrecido vivir: ganar un premio Innova por una idea que hacía años me rondaba la cabeza; jugar con 1000 niños a la vez; vender lotería para que el beneficio fuese destinado a niños enfermos; ayudar a organizar una cena benéfica; conocer a compañeros que en una empresa tan amplia quizá no habría nunca tenido ocasión de conocer ni compartir tan buenos momentos...
Ser agente dinamizadora me está ofreciendo poder dar más de mí, representar a mi empresa voluntariamente ante una sociedad y unos compañeros que, por norma general, no están acostumbrados a recibir sin dar nada a cambio.
Ser agente dinamizadora me ha quitado tiempo libre, y me ha proporcionado algún quebradero de cabeza por la incomprensión de nuestras funciones. Pero nada pesa cuando sientes que estás haciendo un bien, cuando ves que tu esfuerzo se convierte en alegría en el rostro de otras personas.
No quiero dejar pasar esta ocasión sin agradecer a D. Rafael Arjona y a D. Francisco Javier Carralero sus constantes ir y venir a los centros de trabajo interesándose por nuestros asuntos y problemas, buscando una buena comunicación a través de las reuniones que hemos tenido a lo largo de este año. Mi agradecimiento también a D. Miguel Ángel Pérez y a D. Antonio Martos por su paciencia (tuvimos muchas dudas en nuestros comienzos) y por la confianza depositada en nosotros. También a mis coordinadores, encargados y jefes de servicio, por su comprensión y apoyo.
Y a todas las personas que han hecho posible que este proyecto sea tan fructífero en todos los sentidos, porque sin vuestro apoyo sería imposible seguir trabajando con la misma motivación e ilusión que el primer día.
Muchas gracias.
Por Ely Ramírez Velasco, con motivo de la presentación de la Memoria 2011 de actividades de los Agentes Dinamizadores
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