Aquellos que dicen que algo no puede hacerse suelen ser interrumpidos por otros que lo están haciendo... Joel A. Barker
Este blog es el órgano de difusión de las actividades desarrolladas por los agentes dinamizadores, así como de la visión que estos pudieran tener de la experiencia que supone serlo. En este último sentido, cualquier opinión expresada se hace a título exclusivamente personal y, por lo tanto, tan solo representa a quien la expresa.

lunes, 27 de mayo de 2013

El Libro de los Sentimientos.

Cudeca, recuerdo que a lo largo de este año he escuchado muchas veces ese nombre, recuerdo que pensaba "algún día tengo que visitarlos" y es que durante este año son muchos los sitios que no he visitado, que me he perdido por problemas familiares, aunque no se me ha olvidado ninguna de ellas y las he reservado en mi memoria por el simple hecho que me ha gustado siempre visitar y saber de las asociaciones y fundaciones que nos han permitido colaborar, por eso de quedarme con las sensaciones que me puedan trasmitir. 
La semana pasada se me brindó la ocasión, ahí estaba mi regalo como agente dinamizadora, uno más de tantos que he tenido desde que empecé hace casi tres años en esto. Iba a entregarles el dinero recaudado de la lotería que vendimos a Cudeca. Reconozco que iba algo nerviosa, no sabía qué me iba a encontrar y si iba a poder soportarlo por mi alto grado de empatía. Y es que Cudeca se dedica a dar cuidados paliativos a enfermos terminales de cáncer y eso es duro, muy duro.


Cuando llegamos, la chica de recepción con gran amabilidad nos dijo que nos sentasemos y esperásemos. Allí estábamos mi compañero y amigo Rubén González García y yo, curiosos, esperando a ver quién nos iba a recibir, cuando me dí cuenta que encima de la mesa había un gran libro que curiosa abrí y empecé a hojear. Me quedé perpleja, eran dedicatorias, agradecimientos de familiares de enfermos que habían estado allí, palabras y más palabras, todas escritas con el corazón. Era un libro de sentimientos. El gran libro de sentimientos. Tenía el tesoro de Cudeca en mis manos. Ahí fué cuando me dí cuenta de la gran importancia de ellos, el gran valor. Y es que pueden tener todos los medicamentos, todas las comodidades, todos los avances que se puedan aportar,  pero lo que ese libro expresaba y trasmitía, era comprensión, apoyo, empatía, compromiso, dedicación, cariño, generosidad… todo lo que un enfermo, sobre todo en sus últimos días, puede necesitar y ese libro venía a contarme que sí, que lo que estaban dispuestos a dar, era recibido. Los familiares querían devolver ese trato en letras; letras escritas con muchísimo cariño, tanto, que se notaba en alguna ocasión que les faltaban palabras para poder agradecer el trato que dieron a su familiar mientras duró su estancia allí.

Así que no me queda otra que desde aquí agradecer a todo ese personal sanitario que ví por los pasillos, al personal administrativo que andaba trabajando y al personal de dirección que tan amablemente nos atendieron y enseñaron todo aquello, que hacen su labor a la perfección y lo más importante, que en esos momentos que no son agradables para nadie, son generosos de corazón. Comprenden perfectamente lo que significa la palabra AMOR.
Mil gracias Cudeca y aqui me tenéis para lo que necesitéis. Volveremos a vernos…

Ely Ramírez Velasco.

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